María Isabel Ruano sabe combinar la literatura con la fotografía, la poesía con el dibujo. Una muestra de ello es este bello texto que describe la exposición que se puede ver en la Casa del Reloj, del 5 al 29 de noviembre, en favor de la asociación INAKUWA.
Asociación Inakuwa. Por María Isabel Ruano.
Nada más acceder a la sala la luz llena el espacio; la luz y la belleza de las telas que cuelgan de las paredes y que apetece tocar aunque no sea lo correcto, junto a la sonrisa joven y generosa de quién te da la bienvenida con los ojos llenos de luz, los de la ilusión por el proyecto humanitario en el que realmente se cree. Inakuwa, “creciendo” en suajili, y luchando por las mujeres y los niños en Tanzania.
Acto seguido, las fotos, su color, su mensaje… Quieres verlas todas porque todas son hermosas y llaman la atención y resulta difícil detenerse en cada una de ellas. Se necesitará una segunda vuelta más pausada para leer los títulos, comprender el mensaje, la situación, el espacio y la mirada de sus protagonistas… La de la mujer concentrada en la vieja máquina de coser, tesoro que vuela para juntar las telas… Las de Amina y Benedicta con esa «fuerza que arrasa» y que se muestran ante la cámara llenas de color y la firmeza en la mirada de quienes han sufrido mucho y han luchado y siguen haciéndolo porque con ellas están los hijos y los nietos junto a la posibilidad de crear un futuro mejor con los pozos, los huertos, la piscifactoría, la escuela…
Si miras bien en Amina encontrarás tristeza, la del interior y la de la muerte. Cuentan que cuando te invita a su humilde casa, te muestra la foto de su hijo mayor, el padre del nieto que alborota por allí, y que cuando sales te enseña la tumba de su hijo, pero eso solo lo saben unos pocos ya que lo que todos conocen de ella es su fuerza, su entrega y determinación. Continuando la exposición ves la foto del todoterreno cargado de jóvenes que parecen posar para la foto, captada por un zoom desde la distancia, la foto parece mágica al confundir el polvo y la luz bajo la majestuosidad del Kilimanjaro. La vista se entretiene después con otra foto en la que ves a unas mujeres con algo de fruta y es necesaria la explicación de quien conoce la realidad para saber que eso es una frutaría… Los rostros cada vez toman más protagonismo hasta llegar a la foto del atardecer en la que un niño empuja un carro que cuadriplica su tamaño… Al llegar a los animales ves la foto de un pájaro, «zazú» encima de los espinos y lo primero que recuerdas es al compañero de Simba en la película del Rey León y sonríes, pero luego observas su pico tan original y colorista, y sus patas, y sientes como la amenaza del pinchazo es real e imaginas la suerte de quién pudo captar esa imagen tan bella en la que el pájaro parece posar para la cámara, y sientes que esos espinos son una metáfora de las dificultades reales con las que día a día se enfrentan las mujeres tanzanas, esa que sobreviven y se visten de color… Junto a él, el camaleón aferrado al dedo de una persona, la de quien no teme a los seres vivos, los elefantes hermanados de espalda y las cebras amorosas que te llenan de esperanza. Como el resto de las fotos en las que el hermano mayor carga con el pequeño para “ahuyentar el miedo” y la de la niña que se esconde, entre la pared y la sombra de la ropa tendida, para no ser vista y las de las mujeres que trabajan, escuchan, descansan, aprenden palabras y ensayan cuentas…
Todos ellos mensajes solidarios, de amor, esfuerzo y alegría, claro que sí, la alegría del baile, “Kucheza”, la del regreso a casa, la de la ayuda y el aprendizaje junto a la generosidad de estos jóvenes que entregan su tiempo, esfuerzo e ilusión para viajar a Tanzania, pagándose el viaje de sus ahorros, para ayudar, aprender y ver la realidad desde esa otra mirada, la que solo puede ver quien realmente se atreve a mirar desde los ojos del corazón.
¡Mi admiración y felicitación por todo ello!
Mª Isabel Ruano Morcuende. Noviembre 2019
María Isabel Ruano es miembro de la asociación Grupo de Escritores Primaduroverales. Es coautora de los libros Primaduroverales, cuentos (2007), Madrid Sky (2013) y 2056 Anno Domini (2018). Tiene publicados relatos en distintas antologías y libros de carácter profesional relacionados con la enseñanza.
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