Por Manuel Pozo Gómez

La mejor manera de homenajear a un escritor que ha fallecido es volver a sus textos, dedicarles tiempo, publicarlos y difundirlos. Esto fue lo que hicimos ayer con Alice Munro, fallecida el pasado lunes, 13 de mayo de 2024. Hace años leímos su relato Ficción, (¡madre mía, fue en el 2014!) y todavía antes, en el 2011, analizamos El amor de una mujer generosa. Por aquel entonces ya teníamos la costumbre de hacer una crónica de la tarde del taller, no tan “profesional” como la hacemos hoy, y quiero recuperar lo que escribí aquel lejano abril de 2011 (casualmente fui yo también el autor de la crónica) porque de alguna manera el día que analizamos El amor de una mujer generosa nació nuestro libro Madrid Sky, y con ello todo lo que ha venido después.

“El cuento de Alice Munro fue una extraordinaria elección de Pura. Nos permitió vivir dos horas intensas de literatura en las que nos vino mal hasta la interrupción para la pausa del cigarro. Además, para animar la tarde con nuevos proyectos, María Isabel propuso que nos lancemos a la aventura de publicar un nuevo libro con nuestros relatos. Y personalmente creo que hay material suficiente”.

Por eso ayer nos recreamos en el relato Cisnes silvestres, perteneciente al libro ¿Quién te crees que eres?, como si se tratase del reencuentro con una vieja amiga. No éramos muchos en clase, pero lo disfrutamos tanto como aquellos dos relatos ya lejanos. La mayoría de las historias de ¿Quién te crees que eres? tratan sobre las experiencias de Rose, que en este caso es la eterna protagonista femenina de las historias de Alice Munro, con los hombres. La autora nos presenta dos perspectivas de las relaciones de Rose: lo que ella piensa que es una relación y lo que es la relación en realidad. El relato Cisnes silvestres es transparente, sentimental, directo, sin subterfugios, relata los hechos cotidianos de la vida en el día a día y, sin embargo, explosiona ante el lector con un hecho extraordinario que motivó a un agitado debate entre nosotros.

Rose emprende un corto viaje en tren. Flo, su madrastra, le advierte de los peligros que puede sufrir. Al final, durante ese viaje Rose vive (o cree vivir) una extraña experiencia sexual con un hombre. Algunos pensábamos que no queda claro si la experiencia fue real o sucede solo en la imaginación de la protagonista, otros compañeros pensaban que la experiencia es real, es decir, debatimos sobre las dos perspectivas de las relaciones de Rose.

En cualquier caso el relato trata de los miedos, del deseo de libertad y de la represión. Es un relato de iniciación de una joven que vive su primera y atropellada experiencia sexual en la que ella es a la vez víctima y cómplice.

Hay que resaltar el manejo de un lenguaje sencillo que permite el fluir continuado de la narración, la descripción precisa de los elementos cotidianos, la integrción del paisaje en las acciones de los personajes, y la utilización de un narrador que se fusiona con una de las protagonistas, Flo, de forma que a veces parece que el lector ve la realidad a través de sus ojos relegando al narrador a un segundo plano.

Pero ayer era uno de esos días en que nos atrevíamos con todo y no nos quedamos solamente en el análisis del relato de Alice Munro. Le acompañó otro de los grandes, Haruki Marakami, un viejo amigo del que ya habíamos analizado su relato Una bonita mañana de abril, me crucé con la chica 100% perfecta. Ayer leímos y comentamos el relato El hombre de hielo.

En El hombre de hielo una mujer que está de vacaciones esquiando con unos amigos conoce a un hombre de hielo en el hotel. La mujer no tenía ni la menor idea de lo que era un hombre de hielo, pero hace lo posible para acercarse a él y acaban casándose. A la relación se oponen los amigos y la familia de la mujer (su madre y su hermana) y la mujer va cerrándose en una relación exclusiva con su marido, que va a terminar en el aburrimiento. Ella es ama de casa y su marido trabaja en un almacén de carne congelada, donde es muy estimado. La mujer le propone un viaje al Polo Sur, por distintas circunstancias su estancia se prolonga. En el Polo Sur el hombre se ambienta fácilmente, pero ella se va aislando cada vez más.

El primer comentario que se hizo fue que este cuento es Realismo Mágico “a la japonesa”. La combinación natural de elementos fantásticos con hechos cotidianos hace de El hombre de hielo un relato especial que, aunque como decimos tiene características del Realismo Mágico, se diferencia con claridad de los relatos de los escritores hispanoamericanos.

El protagonista, el hombre de hielo, es un símbolo. ¿Pero de qué?  Para algunos de nosotros era un símbolo del paso del tiempo. El hombre de hielo no tiene pasado, pero representa todos los pasados de todas las cosas. Para otros representa el tránsito a la muerte, a la que llega a través de un túnel, o de un embudo, que se va formando a lo largo de la existencia de la mujer (pierde el contacto con sus amigos, con su madre y su hermana, y finalmente con su entorno).

En el relato, que está narrado en primera persona por la mujer, de la que no llegamos a conocer el nombre, se produce una inversión de la situación de los personajes. El hombre de hielo está al principio en un entorno extraño y tras su matrimonio es la mujer la que poco a poco llega a un ambiente extraño. El hombre de hielo no tenía futuro al comienzo del relato, “el hielo no tiene futuro”, dice: 

“ —No puedo ver el futuro —dijo con calma—. El futuro no me puede interesar para nada; para ser más preciso, no sé qué significa. Eso es porque el hielo no tiene futuro; todo lo que posee es el pasado que encierra. El hielo es capaz de preservar las cosas de esa forma: limpia y clara y tan vívidamente como si aún existieran. Ésa es la esencia del hielo”.

Al final del relato es la mujer la que no tiene futuro, se nos desvela en el brillante final del cuento:

“—¿Ves cuánto te amo? —murmura. Dice la verdad. Pero un viento que sopla desde ninguna parte arrastra sus palabras blancas hacia atrás, rumbo al pasado”.

Pero, ¿cuál es el tema de El hombre de hielo? Es difícil destacar uno. Sin duda la identidad es uno de los que más peso tiene. Pero hay otros temas claros, como el rechazo de lo distinto, la anulación de la mujer o la soledad.

No es tarea sencilla analizar relatos de autores de otras culturas, por lo general falta el conocimiento del entorno. Alice Munro era canadiense y sus cuentos tienen un enfoque regional muy acusado. El relato de Haruki Murakami muestra con sutileza algunas de las características de la sociedad japonesa, que un lector occidental no llega a comprender con plenitud. Imaginamos que a la inversa sucederá igual, que un autor japonés tendrá dificultades en penetrar en el mundo occidental, de hecho nos llamó la atención la percepción que el autor tiene de España, que se trasluce en el siguiente párrafo, en el que la mujer se plantea anular el viaje que había propuesto al Polo Sur para viajar a España.

Cinco días antes de nuestra partida, me armé de valor y dije:

—Olvidémonos de visitar el Polo Sur. Ahora que lo pienso me doy cuenta de que va a hacer mucho frío, lo que quizá no es bueno para la salud. Empiezo a creer que tal vez sea mejor ir a un lugar más ordinario. ¿Qué tal Europa? Vámonos de vacaciones a España. Podemos beber vino, comer paella y ver una corrida de toros o algo así.   

Para terminar, siempre que analizamos dos textos nos gusta plantear las similitudes entre ellos. ¿Qué pueden tener de común un relato de Alice Munro y uno de Haruki Murakami?

En primer lugar, el protagonista femenino alrededor del que gira la acción, que vive situaciones tormentosas. En relación con el protagonista femenino otro elemento común son las complejas relaciones personales que establece. Y, por último, otro elemento común es la ausencia de la figura del padre. En El hombre de hielo la mujer, que narra en primera persona, nos habla de su familia, pero solo se refiere a su madre y a su hermana. En el relato Cisnes silvestres, Rose, la protagonista, tiene una estrecha relación son su madrasta, pero tampoco hay una referencia a su padre.

Gracias a El hombre de hielo y Cisnes silvestres, a Murakami y Alice Munro, volvimos a pasar una tarde literaria extraordinaria. 

11 respuestas a “Una tarde con Alice Munro y Haruki Murakami”

  1. Avatar de luisexposito59
    luisexposito59

    ¡Enhorabuena, Manuel!, nos has regalado una crónica de lujo y has permitido recrear la excelencia literaria del pasado jueves a los que no pudimos asistir (tenía una cita con el Beato de Liébana)

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  2. Una crónica por senderos paralelos, el de la literatura de calidad y el que recorre un taller a la altura de ésta. Estupendo recorrido.

    Gracias Manuel.

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  3. Una crónica por senderos paralelos, el de la literatura de calidad y el que recorre un taller a la altura de ésta. Estupendo recorrido.

    Gracias Manuel.

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  4. Avatar de José Sainz de la Maza
    José Sainz de la Maza

    Una magnífica tarde la del viernes, tal y como Manuel ha señalado. Cómo se disfruta de la buena literatura en buena compañía y qué buen remate recordarla con esta crónica tan atenta y detallada.

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  5. Manuel, no hay dos sin tres. La próxima vez que leamos en clase algo de Alice Munro (seguro que tendremos más) ya sabemos quién la hará. Enhorabuena por la magnífica crónica de una gran tarde literaria.

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  6. Avatar de Alicia Gallego G.
    Alicia Gallego G.

    He disfrutado doblemente; en el taller comentando los relatos de Alice y Murakami y leyendo la crónica tan estupenda de Manuel. Gracias a los tres.

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  7. completísima crónica, incluso más allá de la tarde de clase. Gracias por las aportaciones, Manuel.

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  8. Manuel, qué bien nos has refrescado un jueves de literatura con mayúscula

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  9. ¡Qué pena no haber compartido con vosotros esa magnífica tarde literaria que con tanta maestría nos ha contado Manuel! 👏🏻👏🏻👏🏻

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  10. Magnífica crónica Manuel. Que suerte haber asistido esa tarde.

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  11. Siento no haber disfrutado de la clase del jueves. Según nos cuenta Manuel, debió ser fantástica.

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