Agradecemos a Xuan Folguera el regalo que nos ha hecho a la asociación Primaduroverales. Un ejemplar dedicado de su libro Hámsterland. Muchos poetas tienen mala letra, es el caso de Xuan, así que traducimos la dedicatoria:
«Con cariño para mis amigos de Primaduroverales este libro plagado de vino, deseo y ratas amaestrados con un smartphone».
Muchas gracias, Xuan, y mucha suerte con Hámsterland.
HÁMSTERLAND
Subir a la cinta (cuatro palabras)
Introducir la distancia en la consola (doce kilómetros),
el tiempo (cuarenta y cinco minutos)
o la velocidad (dieciséis kilómetros por hora).
Comenzar a correr
sabiendo que no llegarás a ninguna parte.
En la cinta no importa el destino.
Ni siquiera importa el viaje.
Sólo importan las calorías que quemes
(seiscientas ochenta cada hora),
los gramos de grasa que pierdas
(uno cada nueve calorías),
las palabras que lleves (setenta y seis)
mientras escribes un poema.
Subir a la cinta (seis sílabas).
Apagar la alarma del móvil a las siete menos diez.
Ducharse en cuatro minutos,
preparar el café en dos,
desayunar de pie para no perder más tiempo.
Comenzar a correr por miedo a perder el tren.
Hacia Rafelbunyol pasan cada quince minutos.
Seleccionar una canción del Spotify.
La tarifa premium cuesta menos de diez euros al mes.
Ride the snake, ride the snake
To the lake, the ancient lake, baby.
La serpiente es larga. Siete millas.
Descubrir su luz al final del túnel.
Dejar salir antes de entrar.
El metro de Valencia está plagado
de ratas amaestradas con smartphone.
Ninguna va a leer estas, hasta ahora,
ciento noventa y dos palabras inútiles.
Volver a la cinta a las siete en punto de la tarde.
Comprobar los pasos en la pulsera de actividad.
La OMS recomienda un mínimo de ocho mil al día.
Colocarse junto a una hámster rubia, con mallas de licra
y una camiseta ajustada de color rosa fluorescente,
(ocho kilómetros por hora, treinta minutos, doscientas cincuenta y siete palabras).
La coleta se le mueve a cada paso.
Acelerar el ritmo.
Diecinueve kilómetros por hora.
Desear que la hámster se contagie.
Desear que introduzca en el marcador
diez, doce, catorce, dieciséis kilómetros por hora.
Desear que la cinta se le mueva tan rápido
que la hámster se vea obligada a correr.
Desear que comiencen a botarle los pechos.
Conseguir así una imagen con la que poder masturbarse por la noche,
y un total de trescientas cuarenta y una palabras,
sin contar nunca el título.