¿Se puede saber cómo es una persona por los textos que escribe? Me gustaría complicar aún más la pregunta ¿Se puede saber cómo es una persona tan solo leyendo uno de sus microrrelatos? ¿Podríamos saber cómo es Alberto Jesús Vargas, autor del libro de Microlatientes, leyendo uno solo de sus micros?

Parece atrevido, muy atrevido, afirmar que leyendo unos pocos microrrelatos vamos a estar en condiciones de hacer un retrato psicológico del autor, o que al menos vamos a poder hacernos una idea de su personalidad, pero también es cierto que cada uno de los microrrelatos de Alberto Jesús Vargas tiene un sello muy personal. Sus relatos están extraídos de situaciones cotidianas, sin subterfugios, sin elementos extraordinarios, ni mágicos. Apuntan directamente a la reflexión, están cargados de lógica y dentro de esa lógica nos encontramos con su ordenación en el libro por orden alfabético. Él dice que los elementos que componen las historias están al alcance de todo el mundo, a la vista, y que solo hace falta recogerlos y ordenarlos. Y eso es lo que encontrará el lector en Microlatientes, unas historias recogidas de la calle con las que cualquiera se puede sentir identificado narradas con un estilo muy reconocible. Eso sí, no las encontrará clasificadas por temas, porque los asuntos con los que se tropieza uno al salir a la calle no están clasificados por temas, ni por parcelas, ni por nada, sino que el lector las encontrará, como he dicho antes, clasificadas por orden alfabético, porque para ordenar en el libro los más de cien microrrelatos había que seguir un criterio, y Alberto ha seguido un criterio lógico, como es él, el orden alfabético, que es como decir te vas a poner a leer y no sabes con qué te vas a encontrar en cada relato. Como en la vida misma. 

La principal característica de los relatos de este libro, más de cien micros, es el compromiso. En la mayoría de ellos hay una denuncia, casi siempre nada sutil, que se centra en temas como el abuso de autoridad, la soberbia de algunos elementos del clero, el ritmo de vida cada vez más artificial, que abandona a los mayores y destruye las relaciones entre las personas, la soledad o la incomunicación. Al autor no le hacen falta grandes discursos para poner al descubierto muchas carencias y defectos de nuestra sociedad, maneja la técnica del microrrelato y usa con precisión el lenguaje, con eso le basta. Con eso y un poco de ironía que va sembrando poco a poco por sus textos, con cuidado, midiendo sus efectos, como el que va echando sal a la ensalada y tiene que controlar la dosis.

Y yo, que en los últimos tiempos estoy teniendo bastante trato con Alberto Jesús Vargas, creo sinceramente que él es como son sus microrrelatos: sinceros, comprometidos y provistos de un lenguaje preciso que transmite con claridad su mensaje. Y es muy fácil hacer la prueba para convencerse de lo que digo, basta con abrir Microlatientes al azar y leer un micro, solo uno. Será la definitiva prueba del nueve. 

A los amantes del microrrelato les recomiendo Microlatientes, publicado por Platero Coolbooks, encontrarán un libro sólido al que volver de vez en cuando. Y a los lectores que no están familiarizados con este género les diría que es un libro ideal para iniciarse en el microrrelato y aprender a disfrutarlos.

Pero lo mejor, como siempre, es dejar que los textos hablen por sí solos. El siguiente relato pertenece al libro Microlatientes.  

Es dura la intemperie

Con su gato Fortuna, que fue lo único que le quedó tras declararse en bancarrota, se plantó a pedir limosna en una esquina. Es dura la intemperie y la gente de bien, conmovida ante esa imagen de mendigo con gatito, no dudaba en soltarles alguna moneda. Fueron determinados activistas los que denunciaron la penosa situación y promovieron que la ciudadanía se movilizara. Así lograron que los pertinentes servicios municipales intervinieran por fin. Al felino, tras una minuciosa revisión veterinaria, se le acogió en un albergue para animales desamparados en el que no le faltaría de nada y, al que fuera su dueño, en aplicación de la ordenanza municipal, se le impuso la correspondiente sanción por maltrato animal. Y sigue allí, pasando frío en su esquina e intentando sacar, además, para saldar la multa.

 

 

5 respuestas a “Microlatientes. Por Manuel Pozo Gómez”

  1. No cabe duda que Alberto es el alfa y el omega del microrrelato. En cualquier página de Microlatientes encuentras una perla.

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  2. Avatar de luisexposito59
    luisexposito59

    Entre la crónica de Manolo y el relato de la intemperie, me he ido directo a conseguir «Microlatientes», de cuyo contenido espero disfrutar y aprender.

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  3. Buen resumen del contenido y de la esencia de este libro de microrrelatos, con historias que beben de la vida misma, en los que no falta el compromiso y el énfasis en los problemas sociales pendientes de solución. Buena recomendación también la de su lectura, para asiduos del género o para quieran iniciarse en él.

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  4. Dicen que una imagen vale más que mil palabras pues este micro late por mil corazones

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  5. Sin duda «Microlatientes» es in libro imperdible para todo amante de la buena literatura 👏🏻👏🏻👏🏻

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