Entendemos por excrecencia una protuberancia que se establece en las carnes y en la superficie de las diferentes partes del cuerpo. Entre los tumores de esta naturaleza se cuentan las verrugas. Los virus pueden también producirla; su formación es siempre muy lenta y casi imperceptible.
En veterinaria se da en general esta denominación a todo tumor que se forma sobre la superficie de las partes del cuerpo de los animales. Así, los higos, los lobanillos, las carnosidades que se forman en las úlceras son excrecencias.
En agricultura la superabundancia o el reflujo de la savia ocasionan las excrecencias en las plantas. Siempre que se pode o corte un árbol fuera de tiempo y se le quite mucha madera, se puede casi seguramente esperar que aparezcan en él tuberosidades como en los olmos, en los fresnos y en los álamos.
En literatura también encontramos una acepción para esta palabra. Un relato con excrecencia (fabulae adminiculantis) es aquel que contiene un texto (la excrecencia) que desentona dramáticamente con el resto del cuento, además no aporta nada interesante al contenido. En ocasiones ese extraño bulto literario viene enmarcado por caracteres raros como líneas de puntos o diferenciado por un tipo de letra distinto o ambas cosas a la vez, para que el lector esté seguro de que esa parte sobra. Dicho texto lo suele introducir el autor bien porque le invade un excepcional sentimiento de culpa bien porque le asalta la necesidad de explicar algo con urgencia y sin ajustarse al ritmo, narrador y estilo del resto del relato.
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