Diario de un confinamiento (XLIV). Por Virginia García Calzado.

En el taller de creación literaria de la asociación Primaduroverales estamos escribiendo el diario de un confinamiento. Cada día publicamos una página de este diario junto a un viaje musical. Esperamos, lector, que nuestros textos y nuestra música te acompañen. ¡Cuídate!

Diario de un confinamiento

Día 21 de abril

Por Virginia García Calzado

Hoy era incapaz de levantarme de la cama. Hay días que la rutina me puede. Estoy cansada de estar cansada, y no poder hacer nada para evitarlo, porque no todo podemos solucionarlo solos y no todo es para antes de ayer.

Cada noche encuentro más cosas que hacer y eso debe activar mi mente. Hacía mucho tiempo que no leía una novela tan adictiva, que me costase tanto cerrar y dejar en la mesita para el día siguiente. Sabía que tendría pesadillas, porque siempre me ha pasado  se tratase de una adicción a un libro o a otra cosa…

Mi pesadilla me despierta siempre empapada en sudor, con taquicardia y en alguna ocasión, hasta la persona de al lado ha recibido mis patadas y arañazos, dados en ese sueño. Y es que un pasado finiquitado en el tiempo, permanece inacabado en mi mente. Lugares, personas, hechos… Siempre que esto ocurre al despertar pienso que debo de solucionarlo de una vez por todas, sea de la forma que sea. Pero luego siempre me olvido.

Pasa una hora cada día hasta que me levanto a desayunar. Tomo impaciente el teléfono para buscar los wasap de Alicia que leo y disfruto intensamente. Subo a una guagua destartalada y desde dentro voy buscando los niños que describe, los paisajes, hasta los olores de flores desconocidas en mi entorno, voy olfateando y con los sentidos muy abiertos, para no perderme nada.

Cuando regreso y me bajo del autobús, siento miedo y me pregunto cuando volveré a sentir el placer de un viaje. Y tengo sentimientos contradictorios. Un sentimiento que me empuja a quedarme en casa, porque aquí ya llevo muchos meses y estoy protegida, miedo a ser incapaz de salir afuera, a retomar la rutina que tenía antes del accidente.

¿Seré capaz? Y ese malvado yo, me dice que no viaje, que siga sin relaciones sociales de cerca, que así todo es más sencillo, que todo viene por algo, que me deje llevar…

Nooo, me niego en rotundo a privarme de abrazos, de risas, de miradas cómplices, de desafíos que enfrentar, de la posibilidad de  seguir luchando por lo que quiero y deseo. Es tan intenso lo que luego siento, sea felicidad o sufrimiento, es vida y quiero seguir viviendo.

El confinamiento nos está haciendo más sensibles y más abiertos. Y pienso que yo nunca habría sido capaz de compartir mis sentimientos o miedos, si no se da esta situación. Y es que, aparte de que siempre si estamos vivos, seguimos aprendiendo, cada vez me pregunto más, ¿para qué nos sirve el miedo o la introversión?… y cada vez más, me hago esas preguntas, y cuando mi respuesta es “para dejar de sentir”, intento vencerlo.

A todos nos está afectando el confinamiento, aprovechémonos de él, como el virus de nosotros, pienso. Y con ese pensamiento salto de la cama, desayuno, tomo la tableta y busco un viaje para las vacaciones.

Eso sí, en España.

 

Virginia García Calzado, de Almagro (Ciudad Real) es ferroviaria de profesión. Es una mujer inquieta con aficiones como el diseño y decoración de interiores, el aprendizaje de idiomas o el arte. Le gusta visitar con frecuencia museos y exposiciones. Por incompatibilidad de horarios y por cultivar otras aficiones se apartó de la escritura, aunque mantiene su afición por la lectura y el teatro. En verano es fácil verla acudir a representaciones en el festival de teatro clásico de Almagro.

 

 

Selección de la música: Pura de la Casa

Sade. Smooth Operator

Vida de diamante, muchacho amante
Nos movemos en el espacio con un mínimo de pérdida y gozo máximo
Luces de la ciudad y noches de negocio