JOAN MARGARIT: DE LA EMOCIÓN A LA ÉTICA.

¿Sembrar aquí qué forma o qué semilla?

              José Ángel Valente

Debe de ser altamente complicado ser poeta, ser un gran poeta, quiero decir. Porque escribir poesía, incluso buena poesía puede estar al alcance de muchos, pero escribir buena poesía y además ser un gran poeta es privilegio de muy pocos. Aglutinar estos dos conceptos en una misma persona es llevar a término, según las palabras de Manuel Álvarez Torneiro, la creencia de que la poesía no solo es una tentativa de comunicación y de clarificación del ser, además de una celebración de la palabra y una conciencia o vigilia, sino sobre todo una ética.

Quien haya leído la poesía de Joan Margarit, sabe que éste pertenece a ese selecto grupo de poetas, que no solo dan cuenta de las enseñanzas de la vida, sino que lo hacen a través de un documento poético moral.

Joan Margarit, fallecido hace escasamente unos días en su casa de Sant Just Desvern (Barcelona), nació en 1938, en Sanaüja (Lleida), un pueblecito del interior de la llamada, ya por entonces, la Cataluña pobre. El poeta, creador de una extensa obra bilingüe, en catalán y castellano, era probablemente uno de los escritores más populares y queridos de las letras nacionales. A lo largo de su vida le fueron concedidos numerosos premios, entre los cuales destacan, dentro del ámbito de la literatura catalana, los Premios Miquel de Palol y Vicent Estellés, el Premio Carles Riba, el Premio de la Crítica Serra d’Or , el Premio Gabriel Ferrater, el Premio Cavall Verd y el Premi Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya; y en el ámbito del Estado español, el Premio Nacional de la Crítica, el Premio Rosalía de Castro, el Premio Nacional de Poesía, el Premio Reina Sofía de Poesía iberoamericana, y el Premio Cervantes, este último, en el año 2019.

Autor de una dilatada obra poética, caben destacar títulos como El orden del tiempo (1984), Edad roja (1991), Los motivos del lobo (1993), Estació de França (1999), o los muy aclamados, tanto por la crítica como por los lectores, Joana (2002), Cálculo de estructuras (2005), Casa de la misericordia, o Misteriosamente feliz (2009). Posteriormente su producción poética sigue en alza con títulos como No estaba lejos, no era difícil (2011), Se pierde la Señal (2013), o Amar es dónde (2015).

La poesía de Joan Margarit es una poesía desnuda, alejada del exceso y la ornamentación y centrada en la verdad del ser humano: << Busquemos una casa donde morir./ Por ejemplo, aquel ático donde tú y yo empezamos: vulgar arquitectura de los años sesenta, /navegando en el viento, siempre lleno de flores>>.

Poesía clara también basada en el dolor y la memoria, como atestiguan los poemas de Joana, escritos durante los ocho meses de enfermedad terminal de su hija, << Y de pronto la casa es demasiado grande./ Tu madre y yo vaciamos tus armarios/ y seguimos por mesas o anaqueles >> o << La muerte no es más que esto: el dormitorio,/ la luminosa tarde en la ventana,/ y este radiocasete en la mesita/ – tan apagado como tu corazón – >>. Una poesía descarnada e intensa, hija de la emoción: << Con la frente apoyada en el cristal / pido perdón a mis dos hijas muertas/ porque ya casi nunca pienso en ellas/… y es que, incluso/cuando uno ama a alguien, sobreviene el olvido >>.

A Joan Margarit le gustaba que cada poema estuviera encerrado, ocupando su página, para evitar así el equívoco o la dispersión de su sentido, consiguiendo tal vez con ello lo que José Ángel Valente daría en llamar una poesía capaz de engendrar la duración. Valgan de ejemplo sus famosos versos: << La libertad es una librería./Ir indocumentado./Las canciones prohibidas./Una forma de amor, la libertad >>, que no son pocos quienes, incluso sin haber leído al poeta, alguna vez han repetido.

Como reconocía a menudo el propio poeta: “no he encontrado mejor manera de amar a los demás sino con el ejercicio de la poesía”. Joan Margarit escribía con la esperanza de que el lector encontrara consuelo y refugio, y con un claro y profundo objetivo, el de encontrar, a su vez, el camino hacia un crecimiento interior que pasara por la lucidez hasta llegar a la verdad para, en última instancia, ser entregada. La poesía de Margarit es por tanto una búsqueda de la claridad hacia una verdad lúcida. Efectivamente, cuando uno lee los libros del poeta experimenta esa entrega de verdad y de belleza, ese entregarse al otro a través del poema, como premisa presumiblemente tomada de su maestro Joan Maragall.

Por lo tanto, en esa honestidad de su poesía es donde cabe preguntarse ¿qué nos deja sembrado Joan Margarit, qué forma, qué semilla? No hay más respuesta posible que la celebración de la vida, el saber encontrar lo bueno para transformarlo en palabras que consuelen al otro, la búsqueda y la transmisión de la verdad, y una poesía crecida en la memoria y el dolor, y en una emoción de la existencia. Y en definitiva, y volviendo de nuevo a las palabras de Álvarez Torneiro, en una ética que se hace visible en la belleza.

LA LIBERTAD Joan Margarit

Es la razón de nuestra vida,
dijimos, estudiantes soñadores.
La razón de los viejos, matizamos ahora,
su única y escéptica esperanza.
La libertad es un extraño viaje.
Son las plazas de toros con las sillas
sobre la arena en las primeras elecciones.
Es el peligro que, de madrugada,
nos acecha en el metro,
son los periódicos al fin de la jornada.
La libertad es hacer el amor en los parques.
Es el alba de un día de huelga general.
Es morir libre. Son las guerras médicas.
Las palabras República y Civil.
Un rey saliendo en tren hacia el exilio.
La libertad es una librería.
Ir indocumentado.
Las canciones prohibidas.
Una forma de amor, la libertad.

 

 

 

Fernando Bravo Pablos es autor de los poemarios, Los poemas inhabitados, Haikus de la casa del pueblo, Humo y Apenas, y de las plaquettes, Theoria Amoris, La llaga infinita (elegía de invierno) y El último invierno. Ha llevado a cabo la edición y versión libre del poemario La impaciencia, del poeta ruso Martín Pajari. En su incursión en la poesía experimental y visual ha recibido varios premios y ha expuesto algunas de sus creaciones poéticas en México, Madrid, Barcelona, Córdoba, Badajoz, y Salamanca. Es autor de los libros objeto El poema pesa más que la piedra, Ten haiku, o Ensō, y ha colaborado en revistas ensambladas como La jirafa en llamas, Grisú o Lalata.Twitter: @FernandobravopInstagram: @fernandobravoooo

5 respuestas a “Joan Margarit. Por Fernando Bravo Pablos”

  1. Una reseña estupenda para un poeta muy comprometido, enhorabuena !

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  2. Muchísimas gracias, Fernando. Cuánta poesía hace falta en nuestras vidas.

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  3. Gracias por acercarnos a este gran poeta con tanta verdad.
    Esperamos que nos sigas visitando.
    Gracias Fernando y gracias Susana.

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  4. Un emotivo recordatorio al hombre que nos ganó el corazón con sus poemas.
    Gracias, Fernando. No te conocíamos, pero con tu obituario has dejado que comencemos a conocerte

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  5. Avatar de Susana de la Higuera
    Susana de la Higuera

    ¡Magnífico obituario, Fernando! Enhorabuena

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