Me ha vuelto a suceder. Me ha vuelto a pasar que cuando he tenido que dejar el libro a medias porque no tenía tiempo de seguir leyendo he sentido rabia y me he puesto a hacer otras cosas pensando en cuándo tendría el primer momento libre para continuar con la lectura. La culpa de esto la ha tenido Ernesto Ortega con su libro 2 horas, 15 minutos para el fin del mundo.
Es un libro que engancha, que envicia, que sube la tensión porque la narración es acelerada, y cambiante, salta de un escenario a otro dejando el regusto de los sitios por los que transcurre, ya sean soñados o reales, y mantiene al lector en vilo con cada final de un relato y abriéndole los ojos expectante con el comienzo del nuevo. Le hace sentir que ha estado muy poco tiempo en cada relato, que el tiempo vuela y ha volado, y que la lectura se desarrolla al ritmo que marca magistralmente Ernesto Ortega con las manecillas de su reloj.
Son dieciséis relatos los que componen 2 horas, 15 minutos para el fin del mundo. Dicen que una buena colección de relatos debe de tener un hilo conductor, y en este libro de Ernesto Ortega el hilo conductor es sin duda el tiempo, que aparece como protagonista en todos los relatos. De hecho ya es protagonista en el índice, pues este y la paginación del libro es una original cuenta atrás que indica al lector cuánto le queda de lectura.
El tiempo es un protagonista joven al principio, que avanza veloz, con la fortaleza que da la juventud. Poco a poco a lo largo de la obra se va serenando, como el hombre que envejece para llegar a la madurez en plenitud mental. Se recomienda en la contraportada que se lea el libro como si quedasen 2 horas y 15 minutos para el fin del mundo, y es un buen consejo. Es un consejo muy adecuado para afrontar la lectura primero con un poco de ímpetu, al final, cuando ya todo está decidido, o casi decidido, con mucha más calma, qué más da, si esto se va a terminar…
Y también son acertados los escenarios donde se desarrollan los relatos: Roma, donde el tiempo es eterno; París, ciudad en la que el tiempo se vuelve dorado por las tardes para exhibirse en las terrazas y los cafés de Montmartre; El barrio de Malasaña en Madrid, que nos aceleró a todos el pulso en la época de la Movida; Hammamet, en Túnez, que está justo a 2 horas 15 minutos de Madrid; y una isla volcánica y poco habitada al final del libro, donde la dimensión del tiempo se ralentiza para dar importancia a la dimensión espacio, entre otros.
Enhorabuena a Ernesto Ortega y a la editorial Talentura por la publicación de este libro. Mi consejo al lector es que en el momento que pueda se reserve 2 horas y 15 minutos para leer y mucho más tiempo después para disfrutar con el recuerdo de este libro. Y es que el tiempo apremia.
Manuel Pozo Gómez es coautor, entre otros, de los libros Madrid Sky, (Uno Editorial); Cuéntame un gol, cuentos de fútbol (Verbum editorial) y Magerit. Relatos de una ciudad futura (Verbum editorial). Ha sido el coordinador y coautor de la serie RRelatos HHumanos, RRetratos HHumanos y RRetos HHumanos (editorial Kolima). En solitario ha publicado el libro de relatos Violeta sabe a café, (Premium editorial).
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