Ayer empezamos la clase con el cuento de José Sainz de la Maza  “A ambos lados del tablero” y después continuamos con dos extraordinarios cuentos anónimos “Entre piernas”, que resultó ser de Lourdes Chorro y “El elegido” de Yosu Bilbao. Los cuentos tenían en común una riqueza expresiva que nos llevaron a una discusión literaria con multitud de matices y de opiniones en las que no siempre hubo encuentro. Y es que fueron muchos los aspectos a discutir: el tema, el título, la distribución de la información a lo largo del texto, la estructura, la definición de los personajes, etc, etc,

Pero no sé por qué la clase de ayer fue tan agradable al paladar como el sabor de los buenos vinos. Y la culpa, al margen de las discusiones acaloradas, fue de los tres magníficos cuentos que nos regalaron sus autores.

13 respuestas a “Literatura en estado puro”

  1. ¿No créeis que nuestros relatos como los capullos(sin doble intención, chicos) hay que dejarlos a su ser hasta que llegado su tiempo se conviertan en flores?
    Yo, a menudo, les echo fertilizantes, creceplantas, si hace frío los envuelvo en plástico para protegerlos y eso hace que maduren a destiempo.
    Los ojos del creador-cuidador suelen ser incapaces de ver que sus flores son más endebles, menos duraderas y que no han cumplido su ciclo vital.
    Por éso, creo yo que si no las etiquetamos son más universales y los demás tendrán más libertad para opinar con sinceridad sobre ellas.
    En resumen que tengo un día primaveral. ¡Va por mi sector!

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  2. Lo del anónimo es otra opción y que por supuesto, a unos gusta y a otros no. Con ventajas e inconvenientes…claro. Supongo que habrá momentos o textos que los querrás hacer anónimos y otros que no. En principio creo que las críticas son más verdaderas cuando están sujetas a cuantos menos prejuicios, inevitables hasta inconscientes diría yo..y no saber la autoría ya es un punto.

    No hemos hablado de que cuántos relatos de autores consagrados si no se supiera su autoría no pasarían por geniales o al menos no tan geniales…pues eso.

    En cuanto a lo de desnudarse el autor, siempre lo haces pero pasa algo porque a veces uno se «esconda»?

    Cada uno, libremente elige…como siempre.

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  3. Pero ¿No se trataba de éso precisamente, de no defender nuestros relatos? ¿O es que cuando leemos un libro tenemos al autor delante?
    Quizá, a veces, nuestra defensa prematura evite una corrección a fondo…

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  4. A mí me parece que no deberían ser anónimos. Yo he mandado uno por la moda que se generó tras el concurso navideño, pero creo que es un absurdo taparle la cara a una persona que está mostrando su desnudo integral al escribir un cuento.

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  5. Pero el anonimato también limita la defensa del autor de su propio texto, no le permite responder a los comentarios que se formulen, a simples preguntas sobre por qué una forma de escribir o un tema o unos personajes o cualquier otro asunto.

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  6. Pues a mí me parece que el hecho de no saber a quien pertenecen, no nos condiciona tanto y la crítica se hace más libre y objetiva.
    Lourdes

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  7. A mi no me molestan los cuentos anónimos.
    Por cierto, solo he acertado el autor de un relato de todos los anónimos que se han leído, y yo me creí que tenía calado al personal…

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  8. Anónimos o no, los relatos que se leyeron el otro día son fantásticos (maravillosos, dirían algunos 😉 ) . No pude escuchar su lectura en directo, pero los lei más tarde en casa, ¡y debió de ser una sesión de las buenas buenas en el taller, la del último jueves!

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  9. Pues a mí el anonimato me sigue resultando muy atractivo a pesar de no haber enviado nada. Me siento intrigada, presto más atención, compruebo que aunque creemos que conocemos muy bien el estilo de los demás no dejamos de sorprendernos…incluso me cuestiono si no existe mayor libertad de critica, sin empatias bien definidas o intuidas…

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  10. pues ami esto de los anonimos,des mi personal punto de vista. Me resultaria muy dificil,porque mi estilo literario esta tan sumamente definido que cuando alguin leyese un cuento inmediatamente lo asociarian ami persona,pero por otra parte no me parece del todo mal.
    Porque poniendo como ejemplo el elegido nadie o casi nadie asociaria su autoria a lurdes

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  11. Estoy con Pilar en que no sé a qué viene lo de los anónimos
    que de aónonimos tienen poco, pues si tocas con el ratón encima de los documentos te dice quién es el autor, haced la prueba. En alguno podremos equivocarnos porque el ordenador esté a nombre de otra persona que quien lo utilice, pero pocas veces ocurre.

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  12. A mi me pareció bien el divertimento con los relatos eróticos y el anonimato y creo que se puede hacer de vez en cuando como un juego. Sin embargo, opino que la actuación normal debe ser la de leer y criticar sabiendo quién es el autor. Porque igual que el autor se oculta también se podría ocultar el crítico, es decir, hacerlo por escrito y sin nombre, todo a través del correo y, entonces, ir sólo los jueves para leer lo que ya se ha escrito en el correo y … estamos en el absurdo.
    En fin, que estoy de acuerdo con Jose y que esta moda del anónimo no veo qué aporta salvo la sorpresa de descubrir al autor.

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  13. Una cosa. De los tres relatos que se leyeron ayer, dos venían con la etiqueta de «anónimos». Parece que esa opción gana adeptos ¿Tantas ventajas reporta? A mí no es algo que me resulte atractivo, prefiero saber a quien me dirijo cuando critico y, si el relato en mío, que las aportaciones y sugerencias tengan una mirada, la mía, a quien destinarse. Ya sé que sólo es una opinión, pero me gustaría oír (o leer) otras más favorables al anonimato.

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