Por: Carlos Valle-Inclán

Una estructura de viaje empezando por el final y empleando alegorías para relatar una historia en segundo plano o entre líneas… estas son las premisas planteadas por Pura para los próximos deberes.

Así que aprovechando la circunstancia, traslado el concepto a esta crónica del jueves 28 de enero de 2016. Me apropio del viaje, porque eso es precisamente lo que significan estas tardes para mí… un viaje a los mundos planteados por el don de cada uno de los compañeros.

Pero se me olvidaba que debía comenzar por el final, perdón… y claro está, el final está en el viaje a por las cervezas y los particulares miniviajes (o no) producidos por sus efectos, pero eso es otro tema. Así que hablemos de eyaculación breve (estaba claro que debía hablar de ello), o dejemos que Lourdes nos explique a todos los hombres en qué consiste (para aquellos que no vinisteis ayer, no es que Lourdes tenga un consultorio sexual, es que ella misma lo plantea en su relato),  aunque según Paco es una eyaculación (precoz o no) que antes del clímax final se desvanece en un gemido mudo y unas nalgas apretadas (algunos hubieseis dado dinero por ver la representación que nos regaló) Pero también podríamos hablar del debate (también planteado por Lourdes -qué le vamos a hacer, ayer vino guerrera-) entre si amantes homosexuales sí o amantes homosexuales no y su conveniencia con la definición y significado de la palabra amantes. Y claro está, las consabidas conversaciones en torno a cine, literatura, política y a ¡vaya nivel que tienen los compañeros con esto de las letras!

En fin, ahora toca ir a la etapa uno del viaje, la que se supone que nos une a todos en el teatro Biribó. Y digo supone, porque ya he visto en alguna ocasión que a la clase no se viene, pero al bar sí… ya me diréis cómo se explica eso en casa. Y no miro a nadie, Julio.

Ayer contábamos con cuatro primeras etapas en nuestro viaje y en el siguiente orden de itinerario: «Roy, no Rodrigo» de Paco; «El residente» de Lourdes; «La cicatriz de Isabel Gómez» de Manuel y «Helia de Atlántida» de Nieves.

Dejémonos entonces llevar por el primero de ellos, la etapa donde la realidad y la ficción muestran una delgada línea de separación: «Roy, no Rodrigo» es un relato magníficamente escrito por Paco con ese estilo cómico tan propio y único que suele proponer. Plantea un peculiar viaje que invita a la reflexión sobre los sentimientos humanos y su mayor o menor validez en función del contexto. ¿Acaso el corazón late de modo distinto en el mundo virtual que en el real? Roy, un chaval de quince años, casi dieciséis, encuentra el amor dentro de sus gafas 3D y «»sus cascos con sonido UNDERGROUND HIGH». Tanto es así que no vuelve. Vamos, que la «palma» jugando.

La crítica fue en su mayoría bastante positiva por la creatividad del texto, la habilidad para compaginar mundo real y mundo virtual y un comienzo in media res impactante y muy divertido…

«Se oían unos gritos aterradores. Las paredes metálicas debían de agudizar los sonidos porque Roy no había escuchado antes otros similares; no parecían humanos pero él sabía que sí lo eran (…)  Una voz ronca le preguntó ¿qué tres órganos escoges? Ante él  estaba un hombre totalmente acorazado. ¿O era un robot? Le miró el pecho para ver si respiraba. Su mirada laser le escudriñaba lentamente (…)

─El tiempo pasa. ¿Prefieres que elija yo mismo?

─ ¡No!¡Nooo! Ya va, ya va, espera un momento─ suplicó Roy.

La máscara se volvió negra y se acercó a solo un centímetro de su cara. Notó que resollaba. Había un corazón latiendo tras ese acero. ¿Eso era buena señal?

─Las dos piernas y  el brazo izquierdo,…., no, no, no, espera, espera,…., la pierna izquierda , el brazo derecho y…… y  el ojo derecho,…, no, no , el ojo izquierdo,…, si eso: la pierna izquierda, el brazo derecho y ojo izquierdo. Dijo finalmente el joven guerrero. «

Pero no todo fueron alabanzas. Para empezar, ayer me enteré de que el día de Reyes es el 7 de enero, y mi familia siempre había estado equivocada. Doble fiasco, no existen y no es en la noche del cinco al seis. A las pruebas me remito

«Aquel siete de enero Roy  empezaba a divertirse con INVADERS BLOW V; la última versión de su juego favorito, con gafas 3D y realidad virtual,  cascos con sonido UNDERGROUND HIGH, mandos ergonómicos con vibración. ¡Todo!¡Lo tenía todo! Casi no lo podía creer cuando abrió la caja; de reojo observó cómo sus padres se sonreían cómplices cuando pasó entre ellos  corriendo, camino de su habitación para conectarlo.

-¿Dónde vas Rodrigo?  Preguntó su madre.

─Voy a probarlo.

─ Espérate a que tu hermana y los demás abramos nuestros regalos ¿no? Además, esta mañana tenemos que ir a casa de los abuelos a ver qué han dejado allí los reyes»

 Aunque la principal traba fue respecto a una mayor explotación de la técnica de vasos comunicantes (toma ya, eso es lo que tiene tomar apuntes, que puedes escribir sobre cosas que no conoces). Por lo visto hubiese estado muy bien una fusión entre el mundo real y el virtual en algún momento, así que ya sabes Paco, quizá Roy debe acabar besando a su perro o a su madre mientras que su mente está con su idolatrada Kansa.

Cuando el mundo virtual se desvaneció ante nuestros ojos, continuamos viaje directamente hacia «El residente» de Lourdes. Una parada que nos invitaba a adentrarnos en la mente de un residente de medicina que por un mal puñetazo se convierte en asesino.

«un mal golpe hizo tambalearse a Raúl que golpeó su cabeza contra el borde de la tronera. Raúl yaciente, en la tierra con un hilito de sangre en la sien. No respondía a ninguna constante vital. Alfons no podía dejar de mirar esos ojos de sorpresa y tapó su cara»

Se alabó el lenguaje poético, pero Pura y Esmeralda Holmes descubrieron que se trataba de un texto de unos cuantos años atrás (la cantidad no se logró especificar, pero andaba en torno al lustro como mínimo); y claro, no le perdonaron que no mostrase de un modo más contundente su dominio de este arte y la gran evolución experimentada durante estos años. Al parecer, un ritmo muy ralentizado, un excesivo uso de adjetivos y tópicos y una elevada presencia del adjetivo posesivo «su/sus» fueron los errores más presentes. Pero Lourdes, desde aquí te digo, sigue a tope con la lucha para normalizar la situación homosexual en este país. Si escoges a una pareja homosexual (no amantes, porque ya quedó claro que ahí te chocan) trátala como si hubieses escogido una pareja heterosexual. (¿Al final era esa la discusión o Pura se fue metiendo poco a poco en un jardín del que salió diciendo «no he dicho nada»?)

Y así abandonamos a ese frío y sin escrúpulos residente de medicina para desplazarnos hacia la España profunda planteada por Manuel en su relato «La cicatriz de Isabel Gómez». Al parecer de todos (y sobre todo el de nuestro doctor honoris causa en temas relacionados con lo rural: Juan) magnífico el modo de representar la atmósfera de una vida en el pueblo.

«las fachadas de las calles continuaron adornándose para la procesión del Corpus bajo la inercia del tiempo que transcurría melancólico. El olor de la juncia y del romero, del cantueso y del tomillo embargaba cada año a las gentes del pueblo que se agolpaban en las aceras para aclamar al Santísimo. Para sustituir los viejos mantones de Manila algunos vecinos comenzaron a colgar de sus balcones los tapices que habían empezado a fabricar los tejedores de la zona»

Excelente la elección de los símbolos para representar al opresor y al oprimido. Una baraja de cartas (el tute y sus cuarenta cantadas con nudillo en mesa), una cicatriz y un reloj que da siempre la misma hora independientemente de los años que pasen, nos muestran que las cosas cambian,  pero en realidad, todo sigue igual. Un relato para reflexionar y hablar sobre él con una buena cerveza negra entre manos.

Pero a Manuel también se le comentaron un par de cosas: que el personaje de José Romero (¿con esto nombre podría ser torero?), tan presente en la primera parte del relato, se perdía en el limbo entre los rencores y rencillas; y que en el último párrafo el narrador se diluía dando paso a un juicio propio y no a una muestra de la acción. Comentario realizado por Aitor y que muchos consideraron muy acertado. Pero desde aquí ya aviso a Aitor: amigo, intentaré estar a tu lado el día que traigas relato porque las espadas estarán en alto (¿dónde está el emoticono con cara de sorpresa y luego de risa?, ¿acaso ya no sé expresarme sin acudir a estas estúpidas pero divertidas caritas?)

Atrás tocaba dejar el país del Opus Dei y adentrarnos en un viaje hacia una estación ya conocida por el grupo: la Atlántida. Nieves, de la mano de su relato «Helia de Atlántida» nos embaucó con la prosa poética que le caracteriza y un ritmo que te acaricia en su lectura.

« Al amanecer del quinto día, después de la visita de los augures, a Helia la despertó un cántico sagrado y una suave brisa, el aliento de algún dios, cubrió su cuerpo. Era una señal. Corrió descalza a la terraza y, al notar en sus pies la vibración de los laureles, vio que una flecha voladora surcaba los aires por el este y se posaba en el suelo, al abrigo del primer muro. Un hombre, el más hermoso, puso los pies en la Atlántida. El visitante había llegado«

Pero al texto se le acusó de no tener conflicto, de contar con un error en el uso del tiempo verbal y, ¡toma ya!, de que sus malos (los sacerdotes) son buenos y su heroína (Helia) es la desobediente. ¿A que no lo habías pensado así, Nieves? Es que aquí van a pillar. (Otra vez echando en falta un emoticono con guiño de ojo)

De la Atlántida salimos a la lectura de dos de los relatos que serán leídos el jueves que viene en Los diablos azules: «Las aceitunas» de Ascen y «Dígame Padre que no es pecado» de Yolanda.  No cabe duda de la alta calidad de ambos textos, donde con ellos volvimos a viajar a la España rural tan nuestra. (Una pena no disponer de estos textos para incluir algún fragmento y mostrar su belleza)

Con el de Ascen nos transportamos a la recolección de las aceitunas y la muerte inesperada de una de las mujeres del pueblo; tan inesperada que ni ella se da cuenta de que está muerta hasta el final. Un giro de tuerca en el texto magnífico.

Y con el de Yolanda las risas a carcajadas por la confesión de una mujer del pueblo al cura acerca de haberse quedado atrapada en la iglesia la noche de fin de año y haber acabado con las existencias de vino, obleas y velas del cura; amén de vestirse con todas las sotanas del Padre para resguardarse del frío (hasta nueve nada más y nada menos). Imágenes desternillantes sobre esta pobre mujer tirada en el suelo de la iglesia, roncando, rodeada de velas, botellas vacías y migas y siendo descubierta por la cotilla del pueblo. Un regalo en toda regla para ir cerrando esta etapa del viaje y proseguir a la siguiente: el ya comentado bar, sus cervezas, sus tapas «healthy» y las risas.

Por tanto, toca bajar del tren, o del avión, o sea cual sea el medio de transporte en el que hemos viajado. Ah, se me olvidaba meter alegorías para contar una historia entre líneas, así que como no se me ocurre nada y no viene al caso, diré que ante un viaje de este porte y con paradas de esta calidad, un servidor sólo puede quitarse el sombrero y decir…

¡viva los jueves!

8 respuestas a “Un magnífico viaje”

  1. ¡Qué buena crónica, Carlos! Un viaje apoteósico…
    Siento contradecirte, Jose pero creo que más que alumno aplicado es un alumno aventajado.
    Lourdes

    Me gusta

  2. Yo me descubro al ver estas crónicas que son ya de periodistas diplomados, por lo menos. Suben a un nivel difícil de superar, pero seguir así que lo lograreis.

    Me gusta

  3. Muy bien, Carlos. Es bueno que tengamos tantas perspectivas en el Taller.

    Me gusta

  4. Avatar de Primaduroverales
    Primaduroverales

    Vaya trabajazo, Carlos. Estupenda y detalladísima crónica. Muy bien.

    Me gusta

  5. Me ha gustado mucho, me he reído en voz alta con la necesidad de los emoticonos -me pasa igual, no escribo dos frases sin echarlos de menos ;-)- y aplaudo tu increíble memoria para recordarlo todo con pelos y señales. Y no tomó apuntes! Que lo vi yo 🙂

    Me gusta

  6. Me ha gustado mucho, me he reído en voz alta con la necesidad de los emoticonos -me pasa igual, no escribo dos frases sin echarlos de menos ;-)- y aplaudo tu increíble memoria para recordar lo todo con pelis y señales. Y no tomó apuntes! Que lo vi yo 🙂

    Me gusta

  7. Estupenda crónica, enhorabuena Carlos

    Me gusta

  8. Un poco tarde, pero contundente. Muy bien Carlos, está claro que eres un alumno muy aplicado.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Tendencias

Blog de WordPress.com.